Productos financieros
- Bon día Joan, pero
!quina calor que fa! –saludaba la señora al gerente de la sucursal del Banco,
mientras agarraba un puñado de caramelos publicitarios.
Sí señora, yo esta noche
no he podido dormir del calor que hacía.
- Bueno Maco, aquí estoy
para que me expliques això que me dijo la comercial por teléfono porque yo la
verdad, no me aclaro.
Ese producto, a ver, no.
Ya ha caducado, tenemos el producto estrella, éste esta muy bien, eh? Y no es
nada agresivo, Umm –insistía el gerente, mientras subrayaba los folletos
publicitarios.
Nunca antes habíamos
visto intereses como éste, y para gente como usted que no tiene experiencia pero quiere invertir,
nada mejor que éste. Con decirle que mucha gente ya lo ha contratado, es que
hasta mi suegra, mi consuegra, mis dos hermanas y mucha gente del pueblo, eh?
- Perdona, Joan, que no
puc obrir els caramels? – reclamaba la señora, mientras luchaba por abrir un
caramelo y agarraba otro puñado para guardar en su bolsillo.
Ah, disculpa ya le abro el
caramelo, es que este plástico lo hicieron como para que no se los coma nadie –sonreía
el director, sacando una viejas y enormes tijeras de costurera.
Si es así, podemos hacer
los papeles y dígame donde hay que firmar.
Joan, dígame una cosa con
toda confianza, ¿es verdad que usted tiene una diversión un poco extraña por
las noches?
Pero qué dice, Señora
Mercè!, a ver de qué se trata, explíqueme.
- Es que me contó el
Antonio que, bueno, lo ha visto a usted con un detector de metales paseando por
la playa de arriba a abajo. Y además me
ha dicho: yo de un banquero así, no me refiaria. Y yo lo contradije: qué dices
Antonio! eso fue que lo confundiste con otro. ¿Cómo va ser el Joan, Hombre?