6 nov 2010

Mis relatos / Serie 4

Historias cocidas en otoño a fuego de castañas y calor de hogar

54. El nieto?
El hombre tiene 46 años y una curiosidad enorme por saber sí realmente es su nieto, ese niño pelirrojo que le roba el corazón a la gente del pueblo. Hace treinta años cuando la adolescente loquilla tenia relaciones con él - y murmuran que también con los otros primos- él no quiso saber nada de ese embarazo adjudicado. Por estos días y cuando ella, su supuesta hija espera el segundo hijo él da lo que sea por hacerse las pruebas de ADN, solo espera que ella lo acompañe cuando pasen los riesgos de su nuevo embarazo.

53. Entre flores
Ay abuelita, yo no se vós que pensás cuando ves esa tumba tan llena de flores, adornada, barrida y sin hierbas. Tenés tanta compañía de los vivos que debes estar alucinando allá donde estás. Yo creo que estás en otro lugar, mirando de reojo lo visitada que estás. No te parece curioso que te faltaran las flores y la compañía cuando vibrabas aquí entre nosotros? A mi sí me lo parece pero me callo...yo te siento en otro lugar y más cerca de mi...en mi camino estás guiñándome un ojo para que no me sienta aturdida.

52.Sutiles violencias
Adriana cuenta que de pequeña nunca pudo ir a las excursiones escolares. No obstante ella compraba los dulces, frutas, y disfrutaba expectante mientras su madre le preparaba el fiambre con hojas de bijao. Se iba a la cama pronto imaginando ese paseo con las niñas de la escuela. Siempre al levantarse, su padre amoroso, la abrazaba suplicándole que no se fuera a ningún lado...no fuera a pasarle nada por allí durante la excursión...así ella se quedaba en casa, viendo pasar las niñas con sus mochilas, radiantes de ilusión, mientra ella enjugaba las lágrimas tras la ventana.

51. La tejedora
La mujer era una eterna tejedora. Llegó a conocer las tramas y las urdimbres como la misma palma de su mano. Urdía pacientemente hasta diseñar complicadas telarañas por donde conectaba el presente y el futuro de afuera. Todo esto transcurría mientras muy hondo anudaba sus emociones y las encasillaba en tejidos apretados y selectos como celdas de cárcel. Alli quedaron prisioneros el llanto y la rabia por mucho tiempo hasta que un dia saltaron a borbotones tras un pinchazo de agujas involuntario.

1 comentario:

  1. Me ha encantado "La tejedora" corto y profundo.
    También el nuevo diseño de la página está muy alegre, limpio y tranquilo...es lo que trasmites p' mi! Sigue deleitandonos.

    Una abraçada

    ResponderEliminar