Este relato surgió como propuesta colectiva en el Taller sobre inicio de Novela al que asisto. Está basado en la técnica de cadáver exquisito en el intento de hacer antitrama. Surgieron historias divertidas y sorprendentes. Aqui va la mia...
Una dulce locura
En la luna menguante del cuarto año, los habitantes del DK5 salían a protestar con cometas gigantes que cubrían el sol nocturno mientras las luciérnagas anunciaban: Los días de invierno son fríos.
Eran tiempos en los que el hombre H reservaba las lágrimas verdes que le quedaban en el “Guarda lloros”. No obstante, se quejaba de que su dispositivo “Productor de bostezos” hacía tiempo que no funcionaba. Se cercioró, revisando los últimos informes, que su “Captura baba” se había desconfigurado y, en vez de capturarles, las expulsaba al universo gatuno cual códigos indescifrables.
Lo peor de todo era que “El Caza estupideces” se había reseteado la última vez que lo usó y su microchip dejó de funcionar. Desconsolado, pero cuidando de no llorar, revisó los artilugios comprados en el Bazar de la Fortuna, así descubrió que se habían estropeado, uno a uno, en absoluto silencio. Gracias a su perseverancia, leyó atentamente “las instrucciones para dar cuerda a una sonrisa” y poder hacer sus últimas comprobaciones.
Casi derrotado, frente al espejo, El llamado hombre H lloraba al ver como su “Crecepelo” no funcionaba.
-Otro objeto más -se quejaba el hombre. Y se atrevió a preguntar con voz lastimera-
Espejito mío, quién es más melenudo?
El gato amarillo que imita al tigre - agregó enérgicamente.
- Hombre H, recuerda que en este destiempo los leones se comen a los gatos -contestó con voz ensordecedora el espejo.
Quedó tan perplejo y por esta razón, pensó en do sostenido alto y fortísimo: tengo que aprender a no babear tanto, pues cada vez que alguien dice una estupidez, se me hace agua la boca. Mmmmm....
Al poco rato, el hombre H se percató de que su Hache también comenzaba a estropearse, pues no daba el tono deseado y reaccionó con un grito rojo y estridente: ¡Y si no aprendo seré un estúpido con babero o un Rey sordo y misógino! A lo que siguió un silencio sepulcral.
Dicen algunos, que el hombre que había perdido la H, nunca imaginó que la “Máquina de atacar la autoridad” yacía dormida en un rincón; Y tras oír aquellas blasfemias contra el Rey, desenrolló los párpados y despertó del eterno letargo, al que había sido condenada. Pocos minutos bastaron para que el Hombre sin H fuera arrestado y llevado prisionero en la carroza de elefantes que imitaban a dinosaurios azules. También murmuran que aquella imagen se quedó divagando por la mente de todos ellos, hasta sumergirlos en la más dulce de todas las locuras.
Nelly Villegas
Nelly_knelha
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